martes, 8 de enero de 2013

"Todo lo que maté"


Una voz salvaje, curtida por el sistemático rechazo de las editoriales, regresa al hogar. Hernán Firpo vuelve al ruedo digital con su segunda novela, Todo lo que maté, que puede leerse en el blog La Lectora Provisoria. Después de haber alcanzado el deseado “canon de papel”, previo ataque virtual kamikaze, un blog en el que sacaba los trapitos al sol y revelaba las peripecias que padecía un escritor en busca de alguien que lo publicara, el retorno confirma un diagnóstico: la escritura de ficción como enfermedad. “Esto no es literatura, es un arrebato de entusiasmo que empieza con lo del huevo, la gallina, las zapatillas All Star y el flequillo beatle. El pasado y el crimen, porque se puede matar sin ser precisamente un asesino, así como se puede vivir sin estar estrictamente vivo”, dice el trastornado narrador, que pronto se sumergirá en el trámite de la separación y mudanza.

Cuando está angustiado, el protagonista del folletín digital Todo lo que maté se desquita mirando mucho fútbol, “el único desnivel que le permite dejar de pensar en otras cuestiones”. Sin dudas, pertenece a la estirpe de los “locos lindos”; esos inimputables que despotrican su rabia, aunque “narrar no tiene demasiado sentido”, o se burlan de su inercia. “Estoy solo, absolutamente solo, disfrutando de mi intemperie. Soy el único asesino serial sin club de fans.” Las fauces del rencor se desplazan hacia el terreno fértil del disparate bizarro. “Mi abuela me armó el primer porro que probé y mientras lo encendía me dijo: ‘La gente es muy complicada’”, se lee en uno de los capítulos. Escritor y periodista, Firpo publicó su primera novela, Escupir, en el blog La Lectora Provisoria, de Quintín; luego pegó el salto cuando consiguió que la editara Mondadori. La segunda parte de esa novela, titulada Diario de un escritor de ficción –“el mayor puterío del mundo editorial actual”, según el autor–, alimentó el cotilleo. La voz de un outsider tironeado por su afán de pertenecer narraba las miserias del mundillo y no dejaba títere grande o pequeño con cabeza. Ni las editoriales independientes, tan ponderadas como semilleros de nuevas promesas de la literatura vernácula, se salvaron de la lapidación. “Lo que particularmente me interesó en Todo lo que maté es escribir como un animal en el sentido más amplio de la palabra. Esa es una costumbre: escribir como un animal”, subraya Firpo a Página/12.

Silvina Friera

"Todo lo que maté"
Hernan Firpo
Milena Caserola, 2012
ISBN: 978-987-1583-25-6

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